Perseguir las riquezas no es la mejor señal de que somos de Cristo
Mateo 19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. * * * * * * * No sé cuántas veces en mi mente me he sacado la lotería, o ha aparecido una fabulosa herencia de algún pariente lejano desconocido o, en el más creativo de los casos, le salvé la vida a algún multimillonario norteamericano y en agradecimiento él me regala unos pocos milloncitos de dólares. El asunto es que si ya mi salud y mi cuerpo están predestinados a seguir deteriorándose, pues por lo menos, pienso yo, que haya un jugoso refrigerio que vaya haciendo el balance con las miserias de mi escasez física. Y así por el estilo. A nadie le gusta la pobreza y no tengo que detallar por qué. Y aun los que sin ser ricos disfrutamos de ciertas comodidades, igual anhelamos una “mejor calidad de vida