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Mostrando las entradas de diciembre, 2014

El viaje desde el dembow hacia la ópera

Tal vez este nuevo teclado tenga menos efectos secundarios, pero no lo voy a saber hasta que lo use por un tiempo. Así que decidí arriesgarme a saludarles con este nuevo post. Hace unos días vi un avance de noticias en la televisión, en el que se veía una repartición de las dichosas cajas navideñas preparadas por el actual gobierno. Supe que era ésta la situación por la información que daba la reportera, porque por la imagen lo que parecía era una reyerta barrial donde todos querían matar a su prójimo. Había un buen número de policías mostrando su destreza con sus  macanas y algunas mujeres que parecían contorsionistas del Cirque du Soleil, mientras magistralmente se les zafaban de las manos a los gendarmes. Y todo por una cajita que contenía, tal vez, dos días de comida, queriendo ser optimista. Más recientemente vi en YouTube a esta niña de nueve años en ese entonces, que ganó el concurso de Holland’s Got Talent: https://www.youtube.com/watch?v=qDqTBlKU4CE Y justo par

A lo hecho pecho... ¿o Pochún?

Lo cierto es mis queridos fans que, a lo largo de este amor que empieza tan abolladamente, se darán cuenta de que mi organismo no va al mismo ritmo que mi indomable espíritu. Debido a un trabajo de desabolladura y mantenimiento de mi brazo derecho, a lo que el cirujano insiste en llamarle ortroscopía, que tuvo lugar en el taller del Hospital General de la Plaza de la Salud el pasado jueves 20 de noviembre, me han vuelto a prohibir usar el teclado. ¡Si supieran que me están prohibiendo casi respirar! Pero aunque el corazón se opone, el dolor se impone y la razón propone (o más bien demanda a gritos) que es imperativo que ponga mis brazos fuera de mucho servicio, ya que también de tanto usar el izquierdo ha empezado a dar problemas. Son anticheverismos de la vida que deben ser afrontados con las autoindulgencias favoritas, y una buena dosis de la música norteamericana de los 70's. O su ranchera preferida, ¡órale, pues! Por lo tanto, con mucha tristeza (de verdad que sí, mucha) a

¡Bienvenidos!

Me alegra que estén echando una ojeadita a ver qué trae este barco que, aunque pequeño y un poco lento, por lo general transporta una carga bien variada y abundante. Y es que no le queda más remedio. Tiene tantas piezas dañadas que con frecuencia se queda varado por falta de fuerza para arrancar o continuar, y esto obliga a la capitana a pasar tiempo demás con los habitantes de ese cualquier lugar donde esté. De esta manera termina descubriendo lo que de otra forma no hubiese llegado a conocer. Así que, y después de todo, ciertamente que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28). Gracias de todo mi corazón a Orlando Ferreras, mi buen amigo, compañero de universidad y hermano en Cristo, que me animó a arrancar. Le había comentado que ya hay demasiados blogs, con artículos más atractivos e interesantes y mejor elaborados, pero él me insistió que si yo servía de sendero para que algunos encontraran ánimo, orientación, consuelo o simplemente una carca