Lo que la fibro se llevó...
Por causa de los problemas cognitivos de la fibromialgia,
con frecuencia me he visto en situaciones como éstas:
- Estoy hablando de algo, vi un mosquito volar, lo seguí
con la mirada y ahí mismito olvidé por completo lo que estaba diciendo.
- Tengo la idea de lo que quiero decir, pero no consigo
seleccionar el grupo de palabras que haga que la frase suene correcta o con
sentido.
- Por lo mucho que uso el idioma inglés a diario, no es
raro que no recuerde para nada la palabra que ando buscando en español,
mientras que todo un diccionario en inglés se agolpa en mi mente para describir
la misma.
- Doy la vida por teléfono ofreciendo ayuda y, todavía no
he terminado bien la conversación, al cerrar es como si yo tuviera
mi propio botón de “BORRAR” que pertenece al sistema nervioso autónomo y, por
ende, se activa solito.
- Salgo de mi habitación para buscar un vaso de agua y
regreso con el periódico que vi arriba de la mesa del comedor. Entonces veo las
pastillas que dejé sobre el gavetero y, ni modo, debo regresar a la cocina para
completar la misión inicial.
- Aun sin mosquito alguno volando, es de lo más normal
para mí estar hablando de un tema y en plena conversación quedarme totalmente
en blanco. Para no sufrir mayor vergüenza, casi siempre trato de desviar la
conversación hacia lo primero que me llega a la mente en ese instante, pero
también las mismas veces termino dando la impresión de que estoy “mal.”
Esta lista es más larga, pero lo vamos a dejar hasta aquí.
OK, digamos que yo nunca he tenido mucho juicio, así que
no sé por qué hay gente que se sorprende cuando me quedo hablando como una
astronauta, de ésos que andan por la luna. Pero la fibromialgia lo ha hecho
todo infinitas veces peor.
Por eso prefiero escribir a hablar. Cuando escribo tengo
el tiempo y el ambiente necesarios para poder expresarme adecuadamente, y puedo
revisar varias veces hasta lograr poner correctamente lo que quiero decir.
De la larguísima lista de síntomas y afecciones que causa
la fibromialgia, para mí los desajustes cognitivos han sido los peores.
Imposible describir en su justa medida la frustración, vergüenza, tristeza,
rabia y el desaliento que me causan. Siempre fui tan activa mentalmente que ésta,
para mí, es la peor oferta del menú de este hadésico síndrome.
Sin embargo, hace poco me di cuenta de que se ha
convertido en un arma secreta.
Los escasos de cualidades intelectuales y académicas no
son bien recibidos por la mayoría de la gente. Tan sólo pasar unos minutos tratando
de llevar una conversación con cierto nivel de inteligencia, o aunque sea
buscando un cc de sentido común, con algunas personas puede llegar a ser un sinónimo de un tour por el desierto del Sahara, sin agua, a pies, y con un
tornadito de arena siguiéndonos el rastro.
Por mi condición ya no es raro que yo caiga en ese grupo.
He llorado muchas veces por esta razón. Pero recientemente me mostró la otra
cara de la moneda: ¡Me espanta gente que no deseo cerca!
Recientemente recibí una visita que cuando supe que venía
fue imposible no poner mi cara de inodoro. Y se supone que yo tenga que ser
agradecida, alguien se acordó de mí para visitarme, se supone que es un gesto
lindo y considerado, etc., etc., etc. Pero honestamente no tenía ganas de
recibir a nadie.
Y es que la fibromialgia es una enfermedad alienante. Por
las vergüenzas, los dolores, el agotamiento, y los síntomas adicionales que
pueden aparecer en cualquier momento (náusea, mareo, dolor de cabeza, picazón
en la piel, etc.), la mayoría de los pacientes preferimos mantenernos a
distancia, ya que tarde o temprano terminamos siendo los aguafiestas. Yo por lo
menos no tengo ningún problema con no ir a parte alguna, excepto si voy sola o
con las dos o tres personas que sé que están dispuestas a ir la milla extra por
mí.
Así que cuando la visita llegó y nos sentamos a
conversar, no pasó mucho tiempo cuando empecé a perder coherencia y, en algunas
ocasiones, por supuesto, hice un despliegue de algún par de disparates. Y si a
eso le añadimos el constante aspecto facial deplorable que me acompaña, debo concluir
con que fue un milagro que no llamó al 911. Podía ver su cara de desconcierto,
aunque la persona intentó su mejor cara de póquer.
Me da la impresión de que ha hecho comentarios al
respecto por algunas cosillas que he escuchado por ahí. Y no sabe que me dio un
motivo de dar gracias a Dios porque sé que no regresará por estos predios. A
Dios que bendiga mucho ese ser humano y continúe adornando su normal vida con
las bondades que hasta hoy disfruta.
Y en fin… que yo me quedo con mis gatos y mi perrita. A
ellos no les importa mi escasez ni a mí la casa llena de pelos.
ejem....se me olvido lo que iba a comentar....
ResponderBorrarejem....se me olvido lo que iba a comentar..........ehhh......pues si, como te decia....ehhh?
ResponderBorrarÉsa es una respuesta muy... pero en la playa no porque la arena debe estar muy caliente y... el frío frío de rojo con anís es el mejor...
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