Como los tres monitos: no veo, no oigo, no digo nadita...

Porque Dios así lo dispuso para mí, dese el 2010 el Señor me regaló el honor de ser Su instrumento, para preparar un día de entrega de juguetes en la Iglesia Refugio de Salvación, congregación de doctrina cristiana evangélica ubicada en la comunidad La Gallera, del Sector San Luis, en la zona de Santo Domingo Este. La Mayoría de los residentes de La Gallera viven en extrema pobreza, y los demás están a un paso de pertenecer a esta penosa lista.

En dos de estos años no pude hacer nada, ya que así Dios mostró Su soberanía al no proveer los medios para que se realizara esta celebración. Pero por Su pura gracia este año sí quiso hacerlo y fue en grande. Se repartieron muchos juguetes y dulces, los niños prepararon dos actos (Alma cantó y un grupo de jovencitos presentó brevemente la historia del Rey David), y hubo abundancia de comida con moro de gandules, pollo, ensalada mixta y telera. Incluso en esta ocasión pudimos ordenar 10 lbs de bizcocho. De los casi 300 niños y los más o menos 40 adultos nadie se quedó sin comer.

Entiendo que algunos de los que se enteran de esta obra manifiesten su gozo y gratitud a Dios echándome bendiciones y alabando mi esfuerzo. Es la reacción natural que sentimos cuando alguien hace algo loable, aunque todos sabemos que sin Cristo nada podemos hacer (Juan 15:5), y que toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, del Padre de las luces (Santiago. 1:17), a pesar de que algunos no lo crean así o el saberlo no les inmute. Más aún, lo poco bueno que hacemos en esta vida ya vino planificado por Dios Mismo: Efesios 2:10 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.”   

Así que es bonito recibir bendiciones por haber sido escogidos por Dios para Él hacer un bien y entiendo que reaccionemos a favor de quien fue elegido. Lo que todavía me cuesta digerir es que este tipo de obras no sea más común y que, sobre todo para algunos de los que dicen tener al Señor Jesús como Dios y Salvador, incluso les sea ajeno.

El texto a continuación ha sido usado muchas veces en distintas ocasiones y por diferentes razones. Tal vez por eso es que ya no causa efecto en muchas conciencias:

Mateo 25:31-46

Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Como la gran mayoría de las familias del mundo, yo también vi unos años de escasez después de casada y tener mis tres hijos. No me faltó de nada, pero la impotencia de tener que comer estrictamente lo que se podía comprar y esperar la ropa que mis amigas con hijos en la misma edad me pudieran dar, por mencionar solamente el lado económico de esta nefasta moneda, fue una experiencia que me marcó para siempre.

El mensaje que quiero transmitir es éste: a mí lo que me sorprende y choca es que no haya más personas procurando sincera y diligentemente el bien de los más necesitados. Con mucha tristeza he comprobado tantas veces que tratamos la pobreza como los tres monitos. Y no se necesita una fortuna, ni tampoco hay que ir a África o buscar una ONG de ayuda internacional; ni siquiera tenemos que cruzar la frontera o llegar a algún paraje de mala muerte en nuestro propio país. Un pan con mantequilla y un vaso de leche con chocolate al buzo de tu basurero. Una taza de café y un paquete de galletas al conserje de tu edificio. Un t-shirt y unas chancleticas para la niña de tu ayudante. A veces andamos con 50 o 100 pesos que no nos urgen y vemos alguien tirado en una acera, en quien no podemos deducir cuándo fue la última vez que comió. Es tan, tan sencillo cambiarle el día a una persona y cuesta tan poco.

Encima de todo tenemos sobre nuestras cabezas esa espada de Damocles de Mateo 25:31-46. Si la necesidad de nuestro prójimo y la advertencia del Señor Jesucristo no son suficientes para mover un ser humano a la misericordia, habría que analizar cuál espíritu es el que lleva dentro. Y no. No es suficiente una vez cada seis meses, cuando la conciencia no me deja en paz y entonces necesito sentirme bien. O darlo de mala gana porque ¡cuánto fastidia! Si entendió bien el texto anterior, será mejor que así no lo haga.

Hagamos la diferencia. Honremos y adoremos a Dios aliviando la necesidad de los pobres que Él Mismo pone en nuestro camino.

Me despido con estos textos. Espero que les sean de tanta amonestación y bendición como lo han sido para mí.

Proverbios 19:17
A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho se lo volverá a pagar.

Isaías 58:1-8
Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.

¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.

He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.  ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová?

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.





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