Abracadabra: oración contestada
Juan 16:33
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En
el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”
En lo que llevo conociendo el evangelio de Jesucristo y
sus seguidores, siempre me he topado con los promotores de súper poderes, o así más o menos es que me suenan a mí. La oración es una varita mágica
que lo resuelve todo. La fe te convierte en Superman. La “obediencia” es una
llave maestra que abre la puerta, para que Superman entre al Lugar Santísimo y
use la varita mágica con la que Dios accederá a todos tus deseos y peticiones.
Etc., etc., etc.
Nota de descargo: Aburridamente tengo que aclarar que NO
ESTOY PROMOVIENDO QUE NO OREN, QUE NO TENGAN FE Y QUE NO OBEDEZCAN. Porque
todos sabemos que cuando la verdad empieza a vestirse, la mentira le ha dado la
vuelta al mundo dos veces.
Sin oración no hay vida espiritual. Sin obediencia no hay
gratitud ni buen testimonio. Y donde no hay fe fue porque Dios Mismo no la puso.
Habiendo hecho la declaración de lugar, me permitiré continuar
con mi sentir.
Me desagrada que propaguen la vida espiritual como una
fórmula sobrenatural para que todo te salga bien en la vida. Algo así como que
si sumamos mucha oración, con mucha fe y mucha obediencia es igual a convencer
a Dios de que haga lo que pedimos o esperamos.
En Hebreos 11:1-34 vemos una lista de menciones
victoriosas, ésas que todos queremos y la que más promocionamos.
Pero la que realmente me llama la atención es la porción
del 11:36-40:
“11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más
de esto prisiones y cárceles.
11:37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba,
muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de
ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;
11:38 de los cuales el mundo no era digno; errando por
los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio
mediante la fe, no recibieron lo prometido;
11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros,
para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.”
Tomaré un solo ejemplo que vale por mil. Veamos lo que Pablo, el que fue llevado al tercer cielo
(2 Cor. 12:2), dice de su experiencia como cristiano:
2 Corintios
“11:23 …Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin
número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
11:24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes
menos uno.
11:25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez
apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como
náufrago en alta mar;
11:26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos,
peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles,
peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros
entre falsos hermanos;
11:27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre
y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
11:28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa
cada día, la preocupación por todas las iglesias.”
Entonces, desde donde yo lo veo, sólo hay dos caminos a
tomar:
1) A Pablo lo abandonaron a su suerte o
2) Ése era el plan de Dios para Pablo
Yo hubiese querido que Dios hubiera tenido para mí un
plan que fuera una mezcla de Mrs. Gates y Tabita de Jope (Hechos 9:36-43). Pero
Dios tenía una idea diametralmente opuesta y me tomó 56 años entender, aceptar
y agradecer a mi Dios por Su plan en mi vida, con todo y el muchísimo
sufrimiento y dolor que sólo Él y yo sabemos.
Nuestra paz no está en las respuestas positivas a
nuestras oraciones, ni en el bienestar que nos pueda acontecer, sino en CRISTO
únicamente, como Él Mismo lo dice en el texto inicial, porque mientras estemos de este
lado la promesa fue la aflicción. Para que seamos partícipes y testigos de su
amor y misericordia, de su generosidad y su gracia abundante, con frecuencia
nos concede sus bondades, las peticiones de nuestro corazón, porque Él nos ha
amado con amor eterno y se compadece de nosotros. Pero me parece a mí que éstas serían más bien las excepciones a la regla.
Yo seguiré orando, esperando en el Autor y Consumador de
mi fe para que la aumente y obedeciendo tan mórbidamente como hasta ahora lo he
hecho. Puedo descansar en Él, porque ya Él pagó por mí.
Comentarios
Publicar un comentario