Comer o no comer, he ahí el dilema.

Poco antes de cumplir mis 27 años me convertí en una de las pioneras de fibromialgia en República Dominicana. Desde ese entonces mi salud ha ido en declive, he consultado más especialistas que cualquier otra persona que conozco y pareciera que tengo adicción al quirófano.

En los últimos cinco años he querido tomar cartas en el asunto y he leído sobre nutrición, gluten, azúcar, lácteos, carbohidratos, sábila, noni, brebajes, frutas, vegetales y todas sus presentaciones mucho más que la generalidad de mi generación. La conclusión de todo mi conocimiento es que algo de lo que como me va a matar y si no me matará la soledad.

Hace unos años llevé una dieta hecha especialmente para mi organismo, partiendo de unos análisis de laboratorio específicos para ese estudio. En cuestión de ocho meses perdí 35 libras, se me borraron algunas ñañaritas de la cara y se limpió mi garganta. Pero el precio de estos beneficios fue, para mí, un poco alto. ¿Leyeron bien? Dije, para mí. No podía comer nada cocinado con orégano, ajo o cebolla. El azúcar no podía ni olerla. El gluten era pornografía y los lácteos obscenidades. No podía comer carnes rojas, ni una larga lista de vegetales y frutas, incluyendo la naranja. De lo primero que brindan en algunas casas cuando uno llega es un juguito de "china." 

Para sustituir el azúcar empecé a usar fructosa, lo que a los meses terminó en varios episodios hipoglicémicos por un efecto holgazánico que le causó a mi páncreas. Tan pronto volví a usar azúcar se fueron los episodios. Donde quiera que iba de visita tenía que llevar mi lonchera, ya que no podía ni comer ni beber lo que me brindaran, y las salidas a comer fuera se convirtieron en momentos amargos, ya que primero tenía que echar un pulso con el mozo a ver qué era lo que menos sazones tenía o sencillamente violentar mi régimen ese día.

Este tiempo tuvo un trágicamente gloriosísimo final. Llamé al colmado para pedir pan para la familia. ¿Alguien ha recibido alguna vez en su vida una funda de pan sudada del colmado? Por supuesto que no. ¿La había recibido yo antes? Tampoco. ¿La he recibido después? ¡Jamás! Fue ese nefasto e inefable día solamente. Sí. La funda de pan llegó sudada y cuando la abrí, ese embriagante y estupefaciente olor a pan recién horneado me inundó hasta los átomos de las células de la esclerótica. En esa fracción de segundo todo se fue a pique. Luego de ocho larguísimos meses sin degustar pan cogí dos, les unté mantequilla y me los engullí con un delicioso chocolate de agua que, por cierto, tampoco podía ingerir. Hasta ahí llegó la dieta.

Como mi salud sigue manifestando su polifacético declive en distintas presentaciones, una vez más decido cargarme de toda la información necesaria para hacerle frente. Me suscribo a varios sitios de salud naturista y obtengo mucha información necesaria para el buen funcionamiento del organismo. El resumen de toda esa información es algo así como "come vegetales y frutas solamente, y úsalos orgánicos porque si comes los comunes y corrientes te envenenas con los pesticidas."  Incluso alguien sugirió que se debe beber un litro de agua por cada 50 libras de peso, así que ni voy a compartir cuántas docenas de litros debería yo beberme. Y por estarme llevando de ese consejito sólo conseguí una intoxicación por agua. Así como lo leen.



En este punto quiero exhortarles a que no se lleven de todas las "medidas" y sugerencias de alimentos y/o sustancias que leen o escuchan. En medicina 2x2 no da 4. Cada organismo es diferente y, aunque todas las dosis de lo que sea se dan luego de haberse hecho un estudio con suficientes voluntarios, no todos somos iguales y esto lo he aprendido de muy malísima manera. En lo que a mi organismo se refiere, si yo logro tomarme un litro de agua en el día ya saqué A+.

¿Y entonces qué sucede si yo no tengo las condiciones económicas de vivir orgánicamente? Que sí voy a tener que consumir pesticidas. Además consideré, ¿he de rechazar las muestras de aprecio que me den al invitarme a comer en algún sitio, o si me llevan algo que con amor hicieron para mí? Entonces determiné: claro que no.

Mi mamá tiene 90 años comiendo lo que Dios ha puesto en su cocina. Mi hermosa vecina Lolita, que murió de 99 años, bebía Malta todos los días. La abuela de un buen amigo tiene 87, no sufre de nada, pesa una pluma y se toma tres vasos de refresco del negro todos los días. Y asimismo todos sabemos de uno que otro caso de alguien que cuidaba hasta el aire que respiraba y murió antes de tiempo por alguna condición que, según los infinitos sitios de salud natural, se pudo haber evitado de la misma forma en que los occisos estaban viviendo. 

Sospecho que ni los cereales, ni los lácteos, ni ninguna otra cosa que "no se deba comer" en realidad es dañina. Los productores, fabricantes y comerciantes de nuestra generación sí lo han envenenado todo, primero porque mientras más porquerías le echan para disminuir su costo de producción, más ricos son; segundo, porque así se mantiene la cadena de comer, engordar, ir al gimnasio, enfermarse, ir al médico, hacerse estudios, comprar medicamentos, sanarme de unas, empeorar de otras, y como el hambre sigue atacando entonces se repite el ciclo. Todos ganan mucho y son felices para siempre.

¿Por qué quedaría sola? Porque tendría que convertirme en el aguafiestas donde quiera que me inviten y haya comida, como ya me ha sucedido, o volver a andar con mi lonchera, o complicarle la existencia a quien sí me quiera complacer con mi menú especial, por lo que terminaría quedándome en casa para no arruinarle el momento a nadie más. Además de que República Dominicana no es el mejor lugar para algunos tipos de dieta, tomando en cuenta que los alimentos elaborados con cierto grado de sofisticación  (sin gluten, sin soja, sin lactosa, sin pesticida, sin lo-que-sea) por lo general tienen precios que yo los veo en mandarín.

Si finalmente me voy a morir el día que Dios dispuso, ni un segundo antes ni un segundo después, ¡que viva Boca Chica con la morena "encendía" y su caldero con aceite de tres semanas, y sus deliciosos pescados y sus majestuosos yaniqueques! Y en serio que aprecio y agradezco a mi buen Dios todas las oportunidades, llámense vegetales o un divino mangú hecho con el aceite en el que frieron tres ruedas de salami, y con una cebollita envinagrada frita y una tajada de aguacate... ay no... qué he hecho... ¡desperté a Ghátaka! ¡Sálvese quien pueda y escondan todos los plátanos!

Comentarios

  1. Mi marido está malo de la risa mientras leo tu viacrucis alimenticio en voz alta. Solo me resta decir: Buen Provecho! ������������ ��

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  2. Durante 2o anos lleve una diete doctorifera! Todo me hacia dano o era alergica ; Alpiee de la letra. Murio Miguel,mi responsbiidad asi que un dia de dije, de algo me voy a morir asi que decidi mandar la dieta al inodoro y empeze a comer chocotes por pila, pizza, helados, bizcochos, pastelitos y de mas deilciasl fritas,,,,,
    1o unico qUE ME CAYO MUY MAL FUE El FAMOSO ENSURE QUE ME DIEROn ,AHORA ESTA EN El ZAFACON! Buen Provecho!

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