Sicario: Asesino Asalariado
Me temo que tal vez pierda algunos fans con esta
entrega, pero como bien dijo el gran Martin Luther King, Jr., no se necesita
declararle la guerra a nadie para hacer enemigos, basta con decir lo que se
piensa. Así que aquí voy.
Aunque el desprecio por el Evangelio a nivel
mundial representa el cumplimiento de las palabras del Señor Jesucristo, cuando
nos advierte sobre persecuciones y el odio aun hasta por parte de los que
amamos, no es menos cierto que lo que se conoce como “iglesia” ha tenido gran
incidencia en lo que hoy nos acontece en este sentido. Esto, según mi
percepción - repito, según mi percepción - se debe mayormente a que se ha presentado
la gracia de Dios en una forma que se acerca más a nuestras expectativas que a
la realidad del Evangelio, convirtiéndonos así en fariseos más que en
embajadores del Reino, habiendo sido los fariseos acusados de haber cambiado la
ley de Dios por sus propias tradiciones.
En varias ocasiones el Señor me ha dado la
oportunidad de hablar con miembros de iglesias, mayormente evangélicas, pero
sin descartar la católica, adventista y mormona entre otras, sobre lo que ha
significado la vida eclesiástica para ellos y para mí. Y aclarando que se
conocen personas que nos llegan a ser muy amadas, que en las iglesias cuyos
líderes son diligentes y estudiosos el cristiano aprende más sobre la palabra
de Dios, y que ir a la iglesia es parte crucial para la protección del creyente
en su peregrinaje, no puedo dejar de decir que las iglesias se están
convirtiendo en los más tristes cementerios de los hijos de Dios. Tantos años
matando espíritus con sus demandas y abusos muchas veces implacables, que
finalmente los espíritus de hermanos, e incluso de otros en busca de Cristo, de
cualquier edad, han sucumbido. No aguantaron más.
Recuerdo una conversación que tuve con uno de
ellos, en la que llegamos a la conclusión que las próximas catacumbas de la
historia serán construidas en las iglesias, para que muchos hermanos y
extranjeros con sed y hambre de Dios puedan hallar refugio del despotismo y la
inmisericordia que azotan las congregaciones, por parte de los que en su mente
se creen superiores o mejores, lo que con frecuencia sucede en aquéllos que
tienen una posición de liderazgo en cualquiera de sus presentaciones. Lo triste y paradójico es que llegaron a estas posiciones precisamente porque se les consideró aptos para "servir, pastorear y cuidar" el rebaño.
Yo llevé en mi corazón una inmensa rabia y un dolor
más grande todavía por muchos años. No podía entender por qué conocí las peores
personas que han pasado por mi vida dentro de una iglesia. Y sé que el espanto
y la furia y el dolor son mayores precisamente porque al nunca esperarlo,
tampoco lo vi venir y se repitió demasiadas veces. Cuestioné a Dios severamente
por muchos años y casi pierdo la vida por el peso aplastante que llevé por
décadas. Y por más que clamaba y suplicaba para que Dios me liberara de ese
tornado F5 que mantenía mi interior atormentado, cuando menos lo esperaba
comenzaban las ráfagas a descomponerlo todo.
Para colmo, hace unos años cayó en mis manos el
libro titulado “El Poder Sutil del Abuso Espiritual,” de los pastores David
Johnson y Jeff Van Vonderen. Fue a la vez terrible y tranquilizador haber
comprobado que no estaba sola, que yo solamente era una más en probablemente
muchos millones.
Según el diccionario de la RAE, un sicario es un
asesino asalariado. Por lo que he vivido y muchos (demasiados) me han
compartido, un gran número de líderes eclesiásticos son sicarios
espirituales, es decir, como si se les pagara para matar a los más débiles, que son la
mayoría dentro de una congregación. Desde esta perspectiva, muchos de ellos se han convertido en asesinos en serie.
Apenas el año pasado comencé a sentir un poco de
brisa de la gracia de mi Señor Jesucristo, de la que Él siempre habló, no de la
que me enseñaron. Entonces empezaron a cobrar vida tantos textos bíblicos que
estuvieron catalépsicos hasta ahora y que terminaron de poner las piezas en su
sitio dentro de mi mente y corazón. Quiero compartirles los que más me
ayudaron. Tal vez a algunos también les ayuden.
Juan 8:32 - Ahora que conozco la verdad, la de mi glorioso Señor Jesucristo,
finalmente puedo decir que soy libre. SU verdad me dio la libertad y me
devolvió la paz y la cordura. Y ha sido doblemente deleitoso porque la libertad vino por partida doble: de la esclavitud del pecado y de la esclavitud de los hombres.
Mateo 7:15-23 - Pensé que los lobos vestidos de oveja eran fáciles de descubrir, pero
no es así. Tienen disfraces hechos por expertos en efectos especiales,
probablemente a la mayoría nunca los descubriremos. Pero al final de los
tiempos el mismo Jesús los echará en el infierno. Ellos proclamarán sus
ministerios, predicadores, milagreros y profetas abogarán por su causa
presentando sus obras dentro de la iglesia, y Él negará haberlos conocido
jamás. Y el Mismo Señor aclara que serán "muchos."
Mateo 13:24-30 - No entendía bien esta parábola. Pensaba que la cizaña estaba en el
mundo, pero fuera de la iglesia. Tarde descubrí que el diablo no estaba en los
prostíbulos, ni en las discotecas, ni en los conciertos de Miley Cyrus. En
estos lugares se hace su voluntad sin problema. El diablo tiene oficinas y sus
mejores asistentes en las iglesias, porque como dice Ap. 12:17 es a los hijos
de Dios y a los que guardan el testimonio de Jesucristo que él les hace la
guerra. Y como el trigo y la cizaña tienen que crecer juntos, el Señor dijo a
los siervos que no sacaran la cizaña para no dañar el trigo. La misión de sacar
la cizaña no es de los siervos, sino que a los segadores escogidos por Él, el
mismo Señor Jesucristo les encomendará este trabajo. A medida que fui viendo y
recibiendo los abusos creí que en alguna medida era mi deber hacer algo para
detener este mal y por eso me fue peor. Al comprender que no era mi labor, que
no era a mí que me tocaba limpiar la iglesia, pude descansar y agradecer a mi
Señor por Su cuidado, porque pudo haberme tocado una mucho peor parte mientras
intentaba ubicar y sacar la cizaña.
Lucas 9:1-6 - En una ocasión viví lo que para mí era impensable. Un hombre conocido
y respetado por su piedad e integridad, y su esposa conocida por su
hospitalidad, se transformaron en licántropos frente a mis ojos. De ese hombre
yo llegué a decir que era un ángel a quien se le habían caído las alas y por
eso Dios lo había enviado a la tierra a compartir Su palabra. Así de tanto me
llegaron a impactar su gentileza, amor y sobriedad. Las consecuencias de sus
hechos maquinados y dirigidos por Satanás en mi contra y en contra de mi hija, terminaron por levantar un gran monumento de falso testimonio sobre mí y
causaron mi desahucio espiritual. También terminaron por apartar mi hija de lo
que en ese momento ella creía que era el evangelio. Y lo hicieron mediante una
obra de teatro que llevaron a cabo en mi propia sala, con “testigos” y todo,
que ni yo en mi mejor momento hubiese sido capaz de escribir un libreto tan
infernalmente ingenioso.
Ya sé que no me muero por mucho llorar, porque en esos días pensé que
mis ojos se saldrían de sus órbitas y me enojé contra Dios porque no me
defendió, porque no sacó a la luz la verdad y porque los dejó sin castigo.
Hasta que una semana después leí este pasaje y entendí de golpe y porrazo. En
esta porción de Lucas se cuenta sobre la primera misión, en la que solamente
fueron los 12 apóstoles. Dice Lucas 9:1-2,6 “Habiendo reunido a sus doce
discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar
enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a
los enfermos… Y saliendo, pasaban por todas las aldeas, anunciando el evangelio
y sanando por todas partes.” Fíjense en el versículo 1 cuando dice “les dio
poder y autoridad.” Cristo les dio de SU poder y SU autoridad. A LOS 12.
Entiéndase, incluyendo a Judas. Quiere decir que cuando el Señor lo consideró
sabio y pertinente, Judas tuvo el poder y la autoridad de Jesucristo para
“anunciar el evangelio y sanar por todas partes.” Aunque seguí llorando por
muchos meses más, ya no fue con tanto dolor. Entendí. ¿Y quién soy yo para
discutir los procedimientos y designios de Quien abriendo Su boca creó el
universo?
Rom. 3:10-18 - Aunque este texto está más claro que el agua, de que no hay
un solo ser humano que sea bueno, por la influencia de las tradiciones y de
nuestra propia escasez, siempre creemos que hay gente más buena y más mala. No
recuerdo qué predicador una vez dijo que las personas dividimos el mundo en
buenos y malos, pero que el evangelio lo divide en Cristo y malos, porque no
hay nadie bueno. He escuchado varias prédicas incluyendo Isaías 64:6 “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras
maldades nos llevaron como viento.” Sin embargo, bajo la manipulación y la
presión silentes, en algún momento llegamos a aceptar que los trapos y las
inmundicias de algunos son menos feos y malolientes que los nuestros. ¡Y
cuánto, cuánto daño ha hecho esta oculta y diabólica enseñanza!
Si a esto le añadimos que “lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo
débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para
deshacer lo que es, a fin de que nadie se
jacte en su presencia” (1 Cor. 1:26-29), entonces todos, todos, todos los que
nos atrevemos a decir que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador
estamos navegando en el mismo barco. Unos tienen trapos de inmundicias de un
color y otros los tenemos de otro, pero ambos trapos llevan la misma onerosa
carga. Ni por Charles Spurgeon pagaron una gota más de sangre, ni por mí
pagaron una gota menos. Por todos se derramó la misma cantidad de la preciosa
sangre del Señor Jesucristo, un mismo precio para todos los que somos salvos.
Pero si a todo esto le agregamos que aún las buenas obras que hacemos
Dios Mismo las preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe. 2:10), lo que implica que lo que parece que hemos hecho de bueno no es más que llenar la agenda que nos dieron ya preparada, entonces, ¿quién le dio el derecho a nadie de sentirse mejor o de aplastar a los
demás haciéndoles sentir menos? Qué bien le queda lo del burro que le dice
orejón al conejo.
Efesios 2:4-9 - Perdí la cuenta de
cuántas veces he escuchado magistrales prédicas sobre este texto. Cuánto han
machacado el asunto de que “es por gracia, no por obras.” ¡Pero parece que muy
pocos lo creen o lo entienden! ¿Cuál parte de “Consumado es” fue que no entendieron?
No hay nada en esta tierra y en esta vida que podamos hacer para agradar a
Dios, ¡y Él nunca esperó que hiciéramos nada, porque con nada podemos pagar
esta gran salvación! El trato fue siempre de arriba hacia abajo, nunca se
esperó nada de abajo hacia arriba. Nuestro trabajo es por nuestro propio bien y
por el bien de nuestros semejantes, NUNCA, JAMÁS para ganar el favor de Dios,
porque esto es imposible. Por eso tuvo que morir nuestro bendito Señor
Jesucristo y en Él ya estamos completos. Ya tenemos la cuenta en cero. Y lo
triste es que así se predica muchas veces, y luego lo dañan cargando la
congregación con demandas que jamás podrán cumplir y que, de hecho, ellos
tampoco. Pero esto jamás será admitido; peor aun, quien se atreva a sugerir el error, el pecado o la injusticia de un líder eclesiástico es duramente reprendido y
maltratado tanto por el o los líderes como por los tonton macoutes que forman
parte ineludible en la membresía de todas las congregaciones. Y usando textos
bíblicos, por supuesto, defienden lo indefendible y trillan los más débiles.
Rom. 8:29-39 - Este texto no está
ahí sólo para líderes y hermanos de “mejor rango.” Esta gloriosa, hermosa,
bendita porción de las Escrituras está ahí para los sedientos y cansados, los
que Cristo llama a que descansen en Él, porque Él es manso y humilde de corazón. Estos maravillosos versículos están
para mí, están para ti que no eres buena ama de casa y te crees a menos por
ello; están para ti que eres medio lento en el trabajo; están para ti que no
das abasto con tus hijos; están para ti que estás harto de tu empleo y se te
dificulta dar las gracias por el mismo; están para ti que zozobras cada día en
la lectura porque no te gusta leer; están para ti que tienes una mala salud y
no puedes llenar las expectativas de nadie. ¡Están para todos, todos los que
aman a Jesucristo!
Así que luego de estar sepultada por tantos años,
con la ayuda de Dios a través de muchas vías, de manera especial mi amado
hermano Arturo Pérez a quien es justo que agradezca en público, y a una lista de hermanos y hermanas que sé prefieren mantenerse en la catacumba del anonimato, hoy puedo
gozarme en lo que considero mi segunda resurrección. ¡Mi Dios pone vida en
huesos secos (Ezequiel 37:1-14)! Yo soy la gran testigo de esta gloriosa
verdad.
Por fin y porque mi Señor es bueno y para siempre
es Su misericordia, ya se fueron los resentimientos y la rabia y el dolor. Ya
todo tiene sentido y ahora el panorama es espectacular. Ahora entiendo
perfectamente que en el Señor hay descanso para mi alma, y que en Él soy
verdaderamente libre, y que Su gran amor por mí es inalterable e incondicional.
Y para terminar les comparto la nueva definición que
tengo para el término “Iglesia”:
"Es una pandilla de pecadores dirigida por
una asociación de malhechores ególatras a los que, envueltos en nuestros trapos de
inmundicia e infinita maldad, Dios Se ha complacido en llamarnos a ser Sus
hijos por Su pura gracia y voluntad, a través de Su Hijo Jesucristo, y cuyos
pecados y maldades Él usará conjuntamente con las buenas obras que Él preparó
de antemano para que anduviésemos en ella, con la finalidad de glorificar Su
nombre y expandir Su reino hasta que el último de los pecadores escogidos
llegue al redil. Y en el ínterin regalarnos el inefable gozo de Su presencia
constante e inalterable y todos los beneficios que esta unión implica."
Y esto, ¿quién lo entiende?
A ver si puedo...
ResponderBorrarPara mi el Cristianismo se resume en los dos mandamientos del Señor: Amaras a tu Dios (el único) y a tu prójimo...
Amar a Dios es saber que El te amo primero y que por ese amor entrego a su único hijo, el cual fue humillado sin ninguna causa; es decir, Jesús no le hizo daño a nadie mas, fue crucificado. Así nosotros pasaremos por mini crucifixiones con causas y sin causas. No es que debamos convertirnos en insensibles... ante injusticias en nuestro perjurios sino, ser libres para elegir el no preocuparnos mas de la cuenta, lo que nos lleva al segundo mandamiento.
Amaras a tu prójimo como a ti mismo. Es decir, no haras a nadie lo que no quieres que te hagan y si te piden que vayas una milla iras hasta dos...
Nadie dijo que ser cristiano era fácil, sobretodo porque los tuyos te entregaran al matadero.
Perdonar porque no hay de otra...
La quiero mi hermana.
Estás en lo cierto. Se supone que así debe ser. Gracias por dejarme tu comentario. Lo aprecio mucho.
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