Donde Dios no pone no hay

Proverbios 11:12

El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla.


Nuestra principal fuente de frustración al tratar con los demás, viene de que nos olvidamos de que no podemos dar lo que no tenemos.

Cuando nos tratan con desconsideración, falta de respeto, mala educación... o nos mienten o cometen cualquier abuso contra nosotros, la principal razón es que esa persona no tiene lo opuesto: consideración, respeto, buena educación, honestidad, etc. Y como no lo tiene, no puede darlo.

La mayoría de las veces uno no es necesariamente el problema. Si la reacción de la otra persona es mala, negativa, lo que sucede es que simplemente no puede aportar en el momento, o en la relación, eso que no existe en su interior. Entonces a la hora de tomar una decisión o dar una respuesta a una circunstancia, lo que saldrá de él o ella será lo que sí tiene. Claro, por supuesto, me refiero a esos momentos en que no hemos hecho absolutamente nada para provocar la mala reacción de esa otra persona. 

Esas reacciones malas o negativas por lo general empiezan con un pozo interminable de egoísmo. Y al considerarse ellos más importantes o mejores, por lo que se merecen sus mejores actitudes y sentimientos, no habiendo espacio para más nadie, entonces no hay problema con ir por el mundo atropellando gente, pues no significan nada para ellos.

La próxima vez que alguien te trate mal, antes de enojarte, ofenderte o entristecerte demasiado, piensa que sólo te está dando de lo que tiene. Por lo general no exactamente sea que no quiere, sino que no sabe ni puede darte otra cosa.


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